“La gran renuncia” continúa de manera exitosa con sus funciones en el teatro El Picadero luego de su paso por Mataderos y La Boca, convirtiéndose en una de las comedias del año.

Por tal motivo, Dar Sala dialogó con Lisandro Fiks, director que además estará regresando en noviembre con “Birdland”.

Vale aclarar que “La gran renuncia” se basa en el texto “La Fiaca”, obra que marcó un hito a finales de los ’60 de la mano de Ricardo Talesnik. Si bien se trató de un gran suceso para la época, el primer gran desafío que tuvo el director fue adaptarla para que, sin perder su esencia, se mantenga vigente en 2023.

La obra fue presentada por el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) en el Cine Teatro El Plata de Mataderos y luego continuó su temporada en el teatro La Ribera de La Boca. Ahora, las funciones se desarrollan en El Picadero, motivo que generó alegría en Fiks ya que “la disposición del teatro hace que tengamos al público muchísimo más cerca y eso “retroalimenta el humor y nuestra energía”.

Fiks no solo dirige la obra, sino que también interpreta a un amigo y compañero de trabajo de Gastón Cocchiarale. El elenco se completa con Laura Cymer, el propio Fiks, Abian Vainsein, Romina Fernándes y la participación virtual de Luis Brandoni.

La idea de realizar esta propuesta fue de Cocchiarale, quien eligió a Fiks para dirigirla. “Cuando me acerqué nuevamente al texto”, comienza a explicar el director,  “me pareció que era imprescindible una actualización del tema. Me parecía que estaba bien para fines de los ’60, en la que fue un rotundo éxito, pero ahora necesitaba una actualización. Me parecía que tener ‘fiaca´ hoy en día no era el punto fundamental de la obra”.

Por otro lado, una de las cosas que destaca el director es el hecho de “tomar el tema del humor y llevarlo adelante. Hacer una comedia que tenga un trasfondo social y político como lo tenía “La Fiaca””.

¿Cómo imaginarías una sociedad que se decida a apagar el celular como plantea la obra? ¿Crees que es posible o se trata de una pelea perdida a esta altura?

Me parece que podría llegar a ser posible, pero tampoco “La gran renuncia” intenta demonizar a la tecnología ni a los celulares. Me parece que el problema más grave es el límite. Claro que todo lo que está en el celular está destinado a hipnotizarte y atraparte, pero si cada uno puede ponerle el límite a esta realidad, creo que acerca familiares, uno puede despejar dudas, estudiar y leer en cualquier momento y eso está bueno. Ahora el abuso no está bueno y la adicción al teléfono mucho menos.

Lisandro Fiks, en algunos pasajes de la obra, se vio “absolutamente” reflejado en algunas situaciones que plantea. De hecho “hay muchas cosas de la vida cotidiana, mías y de la gente que me rodea que están volcadas en la obra”, asegura.

Este punto hace más atractiva la propuesta ya que “la gente se siente reflejada. Se ve o ve gente muy cercana y se ríe de eso, aunque roce lo tragicómico, pero el punto es ese, que todos nos sentimos representados por la obra”.

¿Puede servir como disparador para el cambio o la búsqueda de nuevos horizontes?

El intento es de invitar a la gente a la reflexión, sea con la tecnología o con los sueños de la infancia. De hecho una amiga de Laura (Cymer) le había comentado que había renunciado a su trabajo después de haber visto la obra. Esperemos que sea para un emprendimiento mucho más feliz que el trabajo que tenía.

Ojalá, el mundo sería muy distinto si todas las personas nos dedicáramos a las cosas que amábamos y soñábamos cuando éramos chicos. El humor y el estado de ánimo de todo el mundo serían diferentes.

¿Cómo definirías la obra?

La obra es una comedia de principio a fin que intenta reflejar un poco el momento sociopolítico de nuestros días, intentando también que la gente reflexione y se vea reflejada en lo que pueda ser un exceso en la tecnología, pero la obra tiene toda la intención de hacerte pasar un buen rato y creo que lo logramos, porque el público se va muy contento y se ríe mucho durante la obra.

Agradecimiento Fotos: Carlos Furman